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Calle Siete Borreguitos del Cusco

calle siete borreguitos

Cusco es una ciudad que sorprende a todos los turistas que lo visitan. en la ciudad imperial siempre habrá un rincón nuevo que te cautive con su historia, sus tradiciones, su energía y su belleza colonial. Uno de esos lugares mágicos que pocos turistas conocen, pero que guarda todo el encanto de la antigua capital inca, es la Calle Siete Borreguitos, un pequeño tesoro escondido que combina historia, tradición y una vista espectacular del Cusco.

Caminar por esta calle es como retroceder en el tiempo. Las casas de piedra, las flores que cuelgan de los balcones, el sonido del agua que corre por los canales y las vistas del valle del Cusco crean una atmósfera única, tranquila y profundamente inspiradora.

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¿Dónde se encuentra la Calle Siete Borreguitos?

La Calle Siete Borreguitos se encuentra en el barrio tradicional de San Cristóbal, uno de los más antiguos y pintorescos del Cusco. Para llegar, basta con caminar unos 15 minutos desde la Plaza de Armas, subiendo por la calle Suecia o Don Bosco, hasta llegar a la cuesta que conduce al mirador de San Cristóbal. Desde allí, se puede acceder fácilmente a esta encantadora calle empedrada.

El recorrido es corto, pero cada paso vale la pena. Las calles estrechas, los muros de piedra y las vistas del Cusco que se abren entre las casas coloniales te harán sentir que estás caminando dentro de una pintura viva.

El origen del curioso nombre “Siete Borreguitos”

Una de las preguntas más frecuentes de los visitantes es: ¿por qué se llama así esta calle? Existen varias versiones, y cada una tiene su toque de leyenda y tradición.

La más popular cuenta que antiguamente, los pobladores del barrio solían pastar sus borregos por esta zona. En esa época, el lugar era un camino rural que conectaba las chacras cercanas con el centro del Cusco. Al parecer, una familia criaba siete borreguitos que se convirtieron en parte del paisaje cotidiano. Los vecinos comenzaron a referirse a este camino como “la calle de los siete borreguitos”, y con el tiempo, el nombre se quedó.

Otra versión más simbólica sugiere que el número siete, considerado sagrado por los incas, hacía referencia a la armonía entre la naturaleza, los animales y el ser humano, y los “borreguitos” representaban la vida tranquila del campo en contraste con el bullicio de la ciudad.

Sea cual sea la historia verdadera, lo cierto es que el nombre evoca dulzura y sencillez, dos palabras que describen perfectamente el espíritu del lugar.

Un paseo por una de las calles del Cusco

La Calle Siete Borreguitos es uno de esos lugares que invitan a perderse sin prisa. Sus calles con impecables empedrados, sus muros de piedra cubiertos de musgo y las flores que adornan las casas crean un ambiente que parece sacado de un libro de historia.

Lo que más sorprende al visitante es el contraste entre la tranquilidad de la calle y la intensidad del centro histórico, que queda a solo unos minutos. Aquí, el ruido del tráfico desaparece y es reemplazado por el canto de los pájaros, el sonido del viento y el murmullo del agua que corre por los antiguos canales incas.

Muchos viajeros coinciden en que esta calle es ideal para tomar fotografías, especialmente durante la mañana o el atardecer, cuando la luz del sol ilumina las piedras y realiza los colores naturales del paisaje. Desde algunos puntos, incluso se puede apreciar una vista panorámica del Cusco, con sus techos rojizos y sus calles serpenteantes.

Qué ver y hacer en la Calle Siete Borreguitos

Aunque el lugar mantiene su esencia colonial, en los últimos años varias familias locales han restaurado las casas respetando su estructura original, lo que ha permitido preservar el valor patrimonial de la zona. Algunas de estas viviendas se han convertido en pequeños alojamientos, cafés o talleres de arte, lo que le da un aire bohemio sin perder su autenticidad.

A diferencia de otros lugares más turísticos del Cusco, como San Blas o la cuesta de Sacsayhuamán, la Calle Siete Borreguitos conserva un ambiente más local, donde los vecinos todavía saludan a los visitantes y los niños juegan en la calle. Es un sitio que te permite ver la vida cotidiana del Cusco tradicional, esa que no aparece en los folletos ni en las guías de viaje.

Aunque es una calle corta, hay varias cosas que puedes disfrutar durante tu visita:

1. Fotografía y paisajes

La Calle Siete Borreguitos es uno de los lugares más fotogénicos del Cusco. Las flores colgantes, las puertas coloridas y los arcos de piedra crean composiciones naturales perfectas para una sesión fotográfica o simplemente para capturar un recuerdo único.

2. Paseo tranquilo y conexión con el entorno

Este lugar es ideal para desconectarte del ruido. Puedes caminar lentamente, sentarte en una piedra y disfrutar del silencio o del sonido del agua corriendo. Es un sitio que invita a reflexionar y respirar el alma del Cusco.

3. Miradores cercanos

Desde la parte alta de la calle puedes acceder fácilmente a los miradores de San Cristóbal y Sapantiana, desde donde se obtienen vistas impresionantes de la ciudad.

4. Arte y cultura local

A lo largo de la calle es común encontrar artesanos y pintores cusqueños que exhiben sus trabajos. Algunos venden postales, cuadros o pequeños recuerdos hechos a mano, lo que añade un toque cultural y auténtico a la experiencia.

Consejos para visitar la Calle Siete Borreguitos

Mejor hora para visitarla: temprano por la mañana o antes del atardecer, cuando la luz es más suave y hay menos visitantes.

Calzado recomendado: usa zapatos cómodos, ya que el empedrado puede ser resbaladizo.

Duración del paseo: entre 30 minutos y 1 hora es suficiente para recorrerla y disfrutarla con calma.

Combínalo con otros lugares cercanos: el mirador de San Cristóbal, el Acueducto de Sapantiana y la cuesta de Amargura están muy cerca.

cordialidad: recuerda que es una zona residencial, así que evita hacer ruido o dejar basura.

Un rincón lleno de encantos escondidos

La Calle Siete Borreguitos no es solo un destino turístico; es un pedacito del Cusco que conserva la esencia de la ciudad antigua, esa mezcla perfecta entre lo inca, lo colonial y lo contemporáneo. Aquí no encontrarás grandes monumentos ni multitudes, pero sí algo más valioso: la calma, la historia y la belleza sencilla que define a Cusco.

Cada piedra, cada flor y cada sonido te recordarán que el verdadero encanto del Cusco está en los detalles, en esos rincones pequeños que pasan desapercibidos, pero que cuentan historias de siglos.

Así que si estás planeando viajar a Cusco, la Calle Siete Borreguitos tiene que estar en tu lista de lugares a visitar. Da un paseo por sus empedrados, disfruta de la vista, conversa con los vecinos, turistas y deja que este rincón te muestre el lado más auténtico de la ciudad imperial.

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